24.2.12

Territorio, historia e identidad: Sus El Aksa o Sáhara Occidental

https://sites.google.com/site/teimrevista/numeros/numero-9/territorio-historia-e-identidad-sus-el-aksa-o-sahara-occidental  (Texto completo)

Ángela Hernández

HistoriadoraREIM: Revista de Estudios Internacionales Mediterráneos. ‎Nº 09 (2010)

Tras pasar las murallas naturales que constituyen las cordilleras del Atlas y del Anti Atlas las llanuras del Sáhara atlántico constituyen una región periférica de Marruecos. Integrada en la administración marroquí desde 1976, dotada de regímenes fiscales y presupuestos especiales, de  privilegios económicos y prebendas a la población autóctona, esta región ha evolucionado, produciéndose cambios importantes en su estructura económica y demográfica debido a la intervención de agentes estatales y privados y al impulso de una política migratoria por parte del estado a causa de la baja densidad de población agravada por los acontecimientos producidos durante el proceso descolonizador. Un territorio periférico en el que la identidad de la población saharaui se vincula a un espacio territorial y se construye a partir de recuerdos y de olvidos.

La descolonización española, la inclusión del territorio en la administración territorial marroquí y la llegada de ciudadanos de otras provincias marroquíes, saharianos o no,  han provocado que el tema de la identidad sea un tema de interés y una fuente de conflictos, sobre todo a partir del inicio del proceso de identificación para la confección de un censo que debía definir a la población y permitir la realización del referéndum de autodeterminación del Sáhara occidental[1]. Un proceso de identificación que, en lugar de definir a una población, ha provocado una gran cantidad de problemas que, hasta el momento, ha hecho imposible su  realización y ha aumentado el interés sobre la cuestión identitaria.

La historia es, a veces, olvidada o recordada según los actores que la definen. Hace más de cien años Ernest Renan ya hablaba del olvido como un factor esencial en la formación de una nación y del peligro que supone para la nación los estudios históricos. No hay que detenerse mucho en las versiones nacionalistas de la historia de algunos estados  para observar que están llenas de  anacronismos, de descontextualizaciones e, incluso, de falsedades al dar por verdades mitos y leyendas tradicionales. Por esta razón nuestra tarea, como historiadores, a veces, consiste en deconstruir los mitos creados a partir de los datos obtenidos, destruyendo la ilusión de lo que nos gustaría que hubiese sido, de trasladar el presente al pasado.
 
Los estados y dinastías, que se han sucedido en el Magreb Al Aksa, se han caracterizado por su carácter autónomo y descentralizador con respecto a la población y los poderes locales, lo cual pone de manifiesto los periodos de “fusión” y “fisión” según las circunstancias económicas, políticas y, a veces, la personalidad de los propios gobernantes. El comercio exterior se convirtió en el eje fundamental de estas formaciónes política al producir las rentas/excedentes necesarios para la administración de los sultanes y permitir la existencia de una élite ciudadana artesana y comerciante. Este comercio fue, precisamente, el elemento integrador y desintegrador; integrador en las épocas de auge económico al relacionar poblaciones, poderes locales y “empresarios” con el poder estatal o Makhzen y desintegrador en los momentos de penuria económica, cuya consecuencia fue el distanciamiento y plegamiento sobre sí mismas de las regiones que aumentaban su autonomía o quasi independencia y la aparición de disputas políticas entre las familias influyentes, aspirantes al poder central que, apoyadas por las colectividades a las que dirigían o sometían, habían consolidado su poder gracias al auge económico y a la estabilidad política del monarca reinante. En el siglo IX los Idrisíes crearon el primer Makhzen e iniciaron la tradición cherifiana, elementos fundamentales en la construcción del estado. En este tiempo las llanuras saharianas aparecieron en la historia del Magreb[3] y dejaron de ser un refugio, un territorio lejano y aislado, para formar parte de la economía del recién creado estado idrisí. Los habitantes del Sáhara, los sanhaha, eran pastores nómadas y controlaban el comercio transahariano que se convirtió en el eje fundamental del comercio de este reino.
Durante los siglos XI y XII los Banu Hilal, procedentes del este se instalaron en el Magreb Al Aksa al servicio del poder . Ocuparon las llanuras  al sur del Atlas, conservaron sus estructuras tribales, el carácter de guerreros soldados y compitieron por obtener beneficios de un comercio en decadencia. Esta situación favoreció la consolidación de sus estructuras sociales y un aumento de su poder político en detrimento de la influencia del poder estatal. Los Almorávides, desde la Mauritania actual, fueron los primeros que integraron políticamente al Sáhara occidental y construyeron un imperio; en cambio, el periodo almohade representó de nuevo el alejamiento y la separación al estar sus gobernantes  más interesados por el norte y el este. Habrá que esperar al nacimiento y consolidación de la dinastía saadí para que el Sáhara se encuentre nuevamente ligado a los intereses del poder estatal y sea un eslabón importante en la consolidación de la dinastía que consiguió  la reunificación del reino, la derrota portuguesa y al aumento de su territorio durante el reinado de Almansor (1578/1603), con la conquista de Tombuctú. Esta política de expansión territorial, revitalizó la economía del reino que dependía en gran manera de los beneficios del comercio transahariano el cual  proporcionaba las rentas necesarias para poder sufragar los gastos del ejército  sin la ayuda de las autoridades locales.
La decadencia económica de este reinado trajo de nuevo la división política, la anarquía y el advenimiento de una nueva dinastía, la alauita, que consiguió la reunificación territorial y política fundamentando su poder en el ejército, el prestigio cherifiano y el control del comercio exterior, gracias a la pervivencia de una una estructura político-administrativa y social que se había conservado desde la Edad Media y se mantuvo hasta la era colonial. Una estructura (makhzen) que  reforzaba la aparición de poderes autónomos al respetar el poder de los jefes locales de las regiones o provincias y donde, la soberanía era una cuestión personal más que territorial, lo que  podría haber desembocado en una “feudalización” al estilo europeo de no haber sido por que las rentas procedentes, fundamentalmente, del comercio marítimo y  transahariano favoreció la autonomía del Makhzen con respecto a la sociedad y la dependencia cada vez mayor de éste con  los comerciantes extranjeros.
Los esfuerzos de integración territorial se hicieron mucho más visibles ante la amenaza de la pérdida de este comercio debido a la ocupación de territorios costeros por los europeos, sobre todo portugueses y españoles en el siglo XVIII. La construcción del puerto de Essauira, vigilada por el sultán desde Safi, es una muestra de este esfuerzo por controlar y cobrar los impuestos de  los productos  de las caravanas que procedentes del sur fomentaban la codicia de los comerciantes extranjeros que intentaban negociar directamente con los jefes locales. Otro ejemplo de control se encuentra en la correspondencia  de Sidi Mohamed y su hijo Hassán I con la Casa de Illig[4], el Chej Beiruk[5] y el Chej Maelainin[6] en el siglo XIX  y la política de reorganización territorial y ordenación político espacial llevada a cabo por Hassán I que dedicó parte de su reinado a realizar expediciones al sur para nombrar caídes y actuar de intermediario entre los jefes locales a fin de consolidar el poder del Makhzen en esta región del Sáhara. Estas actuaciones muestran el esfuerzo de los sultanes alauitas por estar informados de todo lo que sucedía entre sus súbditos al tiempo que legitimaban su autoridad y la posición de las élites locales.
En este contexto histórico se ha construido la identidad de la población del Sáhara. La memoria histórica cita la guerra de Char Bubba[7] como un acontecimiento importante en la evolución de la estructura política y social de las tribus del Sáhara occidental. Esta confrontación produjo una nueva  organización muy jerarquizada y estatutaria  de estas tribus  nómadas que, agrupadas en unidades económicas, sociales y políticas autónomas, vivían de la explotación de sus ganados y algunas veces, también, de la agricultura y comercio.  Al constituirse como grupos independientes en el sentido del término badawa[8], necesitaban intermediarios[9] para tratar con el poder del estado o instituciones como la ba'ia o alianza entre el sultán y el grupo tribal que legitimaba el sentimiento de pertenencia a una comunidad política supraatribal.
Este modo de vida y este patrimonio histórico común ligado a una actividad económica y unos valores culturales comunes  produjo un sentimiento de identidad étnica, una imagen de sí mismos frente a otros categorizados en la palabra bidan[10]. Al compartir cultura, tradición y territorio alcanzaron un reconocimiento común y un sentimiento de pertenencia a un colectivo y a un espacio en el que la población ha incorporado un sistema de valores culturales y posee una imagen de sí mismos frente a otras colectividades. Esta identidad era y es  compartida por  los individuos de las tribus del Sáhara  y de Mauritania y ha constituidola base fundamental que les permite, en la actualidad, evolucionar hacia otros elementos que servirán para redefinir identidades[11].
Identidad y herencia colonial
El triunfo de la colonización trajo la “desterritorialización” y la construcción de un nuevo espacio territorial al establecer fronteras y divisiones administrativas donde antes no existían y al crear nuevos mercados regionales dependientes de la metrópoli. Asímismo este nuevo espacio configuró una nueva colectividad.
La invasión y colonización española y francesa constituyó en la historia del Sáhara una etapa de profundos cambios políticos y sociales debido al sometimiento a las autoridades coloniales de las tribus nómadas que vivían en este territorio y a su integración en un estado moderno.  La invasión europea y la firma de tratados internacionales por los que se repartían el territorio dividió el espacio territorial beduino, el espacio histórico construido en torno a la cultura y la tradición lo cual produjo produjo una nueva territorialización.
Las tribus que lo dominaban y reconocían como propio tuvieron que aceptar la autoridad francesa o española, produciendose cambios en la estructura tradicional de la sociedad del Sáhara y divisiones políticas que provocaron la construcción de identidades políticas diferentes. A la delimitación y señalización de las fronteras siguió la creación de un nuevo espacio político al que, en el caso español, decretos y leyes lo legitimaron como parte integrante del estado. Así la publicación de leyes y decretos[12]  definieron el estatuto del territorio y de la población[13]. En 1963 se estableció el cabildo provincial cuyo presidente será un saharaui y en 1967 se creó la Asamblea General o Yemaa, especie de cortes provinciales en la que hasta 1976 se debatieron los asuntos de la provincia. Esta Asamblea estaba compuesta por los jefes tradicionales de las tribus del territorio, dependiendo su número del componente tribal que estaba censado en la provincia española. También fueron nombrados alcaldes y representantes saharauis en las instituciones provinciales y nacionales, cargos que  recayeron en los jefes tribales o chiuj  que actuaron de intermediarios entre la población y las autoridades militares y constituyeron una especie de oligarquía local.
Por otro lado durante dos décadas España se esforzó en colonizar el territorio que fue dotado de infraestructuras y servicios impulsando su desarrollo económico y transformando su economía sobre todo a partir del descubrimiento y explotación de los yacimientos de fosfatos, incorporando a la población a una economía regional unificada e integrada en la economía española.
En definitiva la colonización no solo construyó fronteras y delimitó un nuevo territorio, sino también dió origen a una comunidad política, la saharaui, en la que no se encontraban incluidos los españoles peninsulares e insulares. La población del Sáhara español estaba compuesta por   españoles de origen saharaui[14] y españoles de origen peninsular e insular que vivían separados y nunca se consideraron saharauis. Entre ambos sectores de la población existía una gran distancia, los barrios se encontraban separados y tanto servicios como salarios era diferentes según se perteneciese a un grupo o a otro[15].
Las autoridades coloniales tuvieron que aceptar las leyes y costumbres tradicionales de los autóctonos para ser aceptados plenamente y “compartieron” el poder con los jefes tradicionales. Éstos fueron manipulados al hacerles creer que, una vez independizado el territorio, ostentarían el poder político pues en los años sesenta el gobierno español aceptó la idea de la independencia, hablando inicialmente de autonomía. Una autonomía controlada y dirigida por los militares españoles ya que no existía una población capaz de liderar este proceso[16].
La población saharui que vivió este momento comenzó a identificarse  con este territorio creando lazos de pertenencia al mismo, provocando cambios en las relaciones en las tribus que empiezan a establecerse y/o sedentarizarse, en mayor o menor medida en él. Pero sobre todo fue  la juventud nacida en este nuevo territorio quien la sintió como algo propio y quien entendió mejor el discurso colonial. Un discurso que se fundamentaba en la defensa de la independencia secular de las tribus, en la diferencia cultural  en la geografía dela región y sus fronteras naturales etc... y se inspiró en el pensamiento africanista español el cual consideraba este territorio como propio al estar avalado por las diferentes convenciones internacionales.
La identidad saharaui, por lo tanto, es una herencia colonial que permanece y se mantiene  alimentando políticas identitarias diferentes.
El Sáhara, causa nacional
En Marruecos la cuestión del  Sáhara se presenta como la causa nacional, como un éxito y como la culminación de un proceso de reunificación iniciado por Mohamed V .  Este territorio, heredado de  la administración colonial española y “reterritorializado” bajo la administración marroquí no es solamente un lugar de explotación de los recursos naturales, integrado en la economía nacional,  y de repoblación, debido a la baja densidad de población tras la diáspora de 1975, sino un espacio donde se van a crear nuevas estrategias sociales, políticas e identitarias de la población “saharaui” y no “saharaui”.
El Sáhara, en este caso, las provincias del sur se muestra en los medios de comunicación y está presente en todas las manifestaciones culturales del país, dando a conocer, de esta manera, la historia, la cultura y el folklore de esta región al resto de ciudadanos marroquíes[17]. En este afán de recuperación se olvida el periodo colonial y se muestran los logros  obtenidos en la construcción de infraestructuras, carreteras, puertos etc... En definitiva esta nueva territorialización se presenta como un éxito, olvidando las fisuras que presenta debido a la llegada de nuevos actores  que van a provocar pugnas al competir por el predominio en los espacios políticos y económicos.
1999 es un hito en la historia regional reciente. Hasta ese momento Marruecos había realizado la integración  política, efectuando una división territorial, incluyendo en el estado a estas nuevas provincias y nombrando gobernadores. Había realizado la  integración económica de esta región en el mercado nacional instalándose empresarios, comerciantes e impulsando un sector industrial y comercial autóctono que produjo una élite económica que triunfaba socialmente y se instalaba en las principales ciudades del reino sin olvidar sus orígenes. Una nueva generación de jóvenes compartía pupitres con los nuevos habitantes, recibían la misma educación y el estado marroquí, en su afán de borrar toda diferencia, favorecía el olvido del pasado colonial, el cual constituía un patrimonio y una seña de identidad, un referente importante que todavía no se ha logrado eliminar. El brutal comportamiento de la policía en 1999 al reprimir unas manifestaciones de carácter social, abrió una brecha entre la población saharaui y el estado en un momento en que la llegada del nuevo rey había propiciado nuevas expectativas en la población. Con anterioridad los partidarios del POLISARIO en la región se habían atrevido,  a veces, a manifestar sus reivindicaciones, pero a partir del año 2000 los jóvenes, y no tan jóvenes, se enfrentan frecuentemente a las fuerzas de orden público,  exigiendo, además de reformas sociales y económicas, libertad de expresión y el derecho de autodeterminación.
Nuevos actores y nueva identidad regional
La eliminación de la frontera norte en 1976 y, por lo tanto, la aparición de nuevos actores, así como el proceso de identificación previo al no realizado referéndum provocó  una crisis de identidad al romper los vínculos entre el espacio y la población.
Por un lado la desaparición de la antigua frontera, que había servido para dividir el territorio política y jurídicamente hasta 1958 y que fijó los límites del nuevo estado marroquí, provocó el libre y no tan libre  desplazamiento  de ciudadanos de origen sahariano de Tantan y Tarfaya;  de  Gulimin, Akka o Tata; de saharauis que habían emigrado al norte por razones políticas o económicas y de inmigrantes de otras regiones de Marruecos.
Por otro lado en el proceso de identificación para definir a la nación con vistas al referéndum se fijaron unos criterios étnicos gracias a los cuales individuos ajenos a la historia colonial podrían ser incluidos en esta relación de personas que compondrían el censo. Esta acción identificadora negociada entre Marruecos y el F. Polisario permitió a ambos, presentar como saharauis, prestos a ser identificados, a todos los individuos de origen sahariano y de los mismos grupos tribales viviesen o no en el territorio colonial tanto ellos como sus ancestros.
Este contexto político ha producido, en la actualidad, una segmentación en la identidad saharaui y ¿quien es más saharaui? ¿los de siempre, los oriundos, los exiliados políticos de la guerra de 1958 o los que les tocó quedarse en la parte norte cuando trazaron las fronteras?. Todo ello sin olvidar a  la generación que vivió el proceso de descolonización y los nacidos después de los años setenta ya que poseen visiones distintas en las que tiene mucho que ver los discursos orales transmitidos por sus familias. Además la cuestión tribal no se vive de la misma manera, incluso en las propias familias el dicurso puede ser totalmente diferente. Unas veces se muestra con orgullo y se hace gala de la  alianza a los sultanes marroquíes, y otras se disimula en honor a la unión nacional.
Si analizamos los diferentes estratos que componen la identidad saharaui en la actualidad se observa que el componente étnico está presente en la población, a excepción de los individuos y familias comerciantes, trabajadores y funcionarios que llegaron con el colonizador. Todos han asumido el componente “nacional” (lo saharaui), aunque en algunos está más presente que en otros el sentimiento antimarroquí y otros, procedentes de territorios que nunca se cuestionaron su pertenencia a Marruecos[18], se han erigido en defensores de la legitimidad internacional y líderes de la lucha contra la represión estatal. Estos nuevos saharauis, que han visitado las cárceles marroquíes, representan a un sector de la población cada vez mayor, que asume los principios del derecho de autodeterminación y libertad de expresión como parte integrante que nutre la identidad saharaui en permanente cambio ante la necesidad de afirmación y reconocimiento de su propia especificidad, reconstruyendo la identidad saharaui con este nuevo componente,  asumido también por el F. POLISARIO y por saharauis en el exilio. Actores más dinámicos que producen la invisibilidad de otros y que convierten el territorio en escenarios de unos conflictos políticos y de identidad.
No hay que olvidar, además, que durante más de 30 años se ha producido un flujo migratorio  de ciudadanos de norte a sur, funcionarios, trabajadores y empresarios, atraídos por las nuevas oportunidades y por las exenciones tributarias que ha producido un aumento importante de la población de origen no “saharaui”. Estos nuevos ciudadanos, llegados a raíz del conflicto,  no son considerados como ciudadanos de esta región por los oriundos a pesar de ser mayoría y no pueden  compartir su patrimonio cultural. Algunos han nacido allí y son un componente más en este territorio con el que establecerán vínculos y constituirán uno de los factores en la construcción de una nueva identidad regional.
Conclusión
La identidad política de la población del Sáhara Occidental se encuentra en un proceso inacabado y en continua evolución debido a la propia naturaleza del conflicto y a las características de la población de la región,  saharaui o no, dividida espacial y políticamente y el nuevo ordenamiento territorial no ha creado vínculos entre los saharauis y los no saharauis por lo que no se puede hablar de identidad regional. Es demasiado pronto para hablar de la construcción de una nueva identidad regional cuando existe un conflicto político todavía por solucionar y una sociedad fracturada que necesita un auténtico proceso de reconciliación nacional.
Bibliografía
HERNANDEZ PACHECO, Francisco y CORDERO TORRES, Jose  María (1962): El Sáhara español, Madrid, Instituto de Estudios Políticos.
HERNÁNDEZ MORENO, Ángela (1988): Economía y sociedad del Sáhara Occidental, Murcia, Universidad de Murcia.
HERNÁNDEZ MORENO, Ángela (2006): Guerra de Banderas, Madrid, Entimema.
HERNÁNDEZ MORENO, Ángela (2001): “De beidani a saharaui: cambios de identidad en la población del Sáhara occidental”. En Actas del III Coloquio internacional sobre África y Asia, 16 pp.




[1]La administración colonial española no había conseguido censar de manera fiable  a la población debido a su carácter nómada y, aunque existían varios censos, hasta 1974 no hubo un esfuerzo serio en confeccionarlo debido a la presión política internacional con vistas a la realización de unreferendum de autodeterminación que culinase el proceso de descoloinización. 
[2]La intensidad en el color indica una mayor integración
[3] Ya los geógrafos árabes de la época distinguían cuatro regiones: la costa mediterránea, el valle del Sebú, el Sus y las llanuras atlánticas.
[4]Centro político de la Familia Sidi Ahmed Musa en Tazerualt e importante centro comercial en la ruta del comercio transahariano.
[5]Jefe de Ait Musa U Ali, de la confederación tribal Tekna distribuída entre el Uad Nun y Sakiet el Hamra. Residía en Gulimin, centro comercial importante y en competencia con Illig.
[6]Jefe político religioso de gran influencia en la zona del Sáhara debido a  su ascendente cherifiano.
[7]Guerra entre diferentes grupos tribales del Sáhara contra la invasión  de tribus beduinas procedentes del este en las que fueron derrotados los primeros.
[8]Individuo no sujeto a las leyes del estado sino a las de la tribu.
[9]En la correspondencia mantenida entre Chej Maelainin y  el sultán  Hassán I le informaba de lo siguiente: “Que esté en vuestro conocimiento que un grupo de cristianos, entraron en la tierra de los musulmanes (Dajla) y empezaron a construir en esta zona, donde no hay gente que se pueda enfrentar a los ejércitos, puesto que sus habitantes están compuestos de Zuaia indefensos y árabes dispersos. He enviado a ellos- los cristianos- a emisarios para saber, si su llegada (a la zona) cuenta con el beneplácito de Su Majestad o no…con el fin de que les envíe quien les proteja de las adversidades del enemigo y les instruya sobre la política adecuada, que ha de llevarse con él… Si no cuenta, su presencia con la autorización de su Majestad, que no acepten su estancia, …sino que abandonen la zona..” fechada a principios de Ramadan en el año 1302 (era musulmana);  en otra, al rey Mulay Abdelaziz, de la presencia de los cristianos: “(..) Que esté en el Conocimiento de su Majestad, que los cristianos españoles, han reanudado las construcciones en Dajla, lugar situado a una distancia de 7  ocho días de Tarfaya; debéis estar al corriente de ello.. fechado el 17-8-1315, firmado por delegación de Chej Ma El Ainin, Ahmed Ben Chems” Biblioteca particular de Aali U/Chej Merebbi Rebbu U/Chej Maelainin. Tiznit
[10]Esta palabra tiene su origen en la denominación de Trab el Beidan y se ha utilizado para denominar una forma de vida y cultura que, aceptado por todos, garantiza la cohesión social y establece unos mecanismos de identificación con su grupo. Así, con los tuareg, que habitan en la parte oriental del Sáhara occidental y comparten un mismo modo de vida, se origina un fuerte sentimiento de diferencia, ahondando cada grupo en sus características étnico-culturales y la interacción se produce gracias a los lazos de afinidad o clientela, lo cual a veces ocasiona cambios de identidad.
[11]BROUSKY, Omar (2007)
[12]Decreto del 10 de enero de 1958, de la Ley de 31 de julio de 1959 y  la ley de 19 de abril de 1961. Ésta última mas que una ley es una declaración de principios pero es la base para desarrollar todas las normas por las que se regirá la provincia.
[13](Borrás, 1961:2).
En el artículo 3 de la ley de 19 de abril de 1961 se podía leer que “los servicios administrativos serán organizados de forma similar a la de las restantes provincias españolas con las adaptaciones exigidas por su peculiar carácter  y en el artículo 4  la provincia “gozará de los derechos de representación a Cortes y demás organismos públicos correspondientes a las provincias españolas”
[14]A pesar de que la sedentarización ganaba adeptos de manera vertiginosa, también existía una importante población nómada que a veces se encontraba en dificultades extremas debido unas veces a la sequía y otras a las dificultades para nomadear en sus lugares tradicionales.
[15]Pérez Díaz define la configuración espacial en esta provincia como “distancia y marginación” PEREZ DIAZ, V. (1974): Pueblos y clases sociales en el campo español, Madrid, Siglo XXI.
 “(..) Por cierto lo que no he visto en las escuelas lo hay en el cine: el “apartheid”. Las diez primeras filas del salón están separadas por una valla del resto del aforo y a esta zona sólo pueden acceder los saharauis(..) He paseado bastante por los barrios del Aiun y he llegado hasta el más lejano, al que llaman Canario, que es el único no solo habitado por españoles insulares, sino por saharauis con dinero, esto es, los comerciantes. En el resto de los barrios la  separación es absoluta. Al sur de la ciudad, un poco apartado, el de Hatarambla, habitado por 10.000 saharauis, el de Fillot , de españoles; el de Colominas para funcionarios militares(…)” SALAFRANCA, J.F. (1996): Cartas desde la Saguia Al Hamra. Sáhara Español (1973-1975), Málaga.
[16]Hasta 1963 no existió ningún instituto de enseñanza secundaria. En 1973 un grupo  de saharauis sin estudios  secundarios fueron enviados  a la península para inscribirlos en diferentes escuelas profesionales.
[17]Un ejemplo es la conversión del mussem de un santo contemporáneo, Chej Mohamed Lagdaf, en el “Mussem de Tantan” como la máxima manifestación y expresión de la cultura de esta región del estado.

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